Bueno, esta idea llegó a mi mente simplemente y comencé a escribir y... nada, esto fue lo que salió :) Se llama diario porque lo escribí pensando en eso, es como si fuera un diario, pero público.
Diario # 1
Al principio me dije que él hecho de empezar un blog donde todo lo que tenía que hacer era escribir y opinar, era porque estaba cansada de leer tanta basura en la red, y ver que, como yo, muchas personas en el mundo andaban leyendo tanta cosa mal lograda y superficial. No digo que yo sea una gran escritora, y mucho menos una mejor persona, pero si hay algo que se y tengo claro, es que ante todo, soy sincera. Siempre lo soy. Al fin y al cabo, aunque quisiera esconderlo, no puedo; mis ojos son de los órganos más sinceros que Dios le ha podido dar a alguien; mis ojos nunca mienten, jamás.
Siempre me cuestioné si yo con mis silencios estaba dejando de ser sincera. Soy de las que siempre dice lo que piensa, nunca adornando la verdad con palabras suaves. Soy esa persona imprudente que hace sentir incómodos a los demás por decir la verdad de esa manera tan seca y realista. Y, ¿saben?, me gusta. Soy sincera si me preguntan, si no, no meto la cucharada; tengo algo muy claro, y es que soy una experta en ofender a las personas, incluso si no busco hacerlo. Y por eso solo espero a que me pregunten.
Si bien es cierto que espero a que me pregunten para soltar la bomba de palabras sinceras que me llegan a la mente, también es cierto que dependiendo de quién me lo pida, responderé. Hay veces que simplemente me gusta ser cruel, y no por ser mala, es solo que me cogen con mi lodazal alborotado, y sin quererlo, terminó desquitándome; hay otras que me agarran con el nivel de humor demasiado alto y mi verdad no sale tan ofensiva y cruda a como suena normalmente, y hay otras, cuando esa verdad me involucra, que para protegerme a mí misma, guardó lo que pienso en verdad, modificó las palabras o simplemente guardó silencio.
En conclusión, la única manera de que yo mienta, guarde, calle, reserve, es que esa verdad me involucre a mí. Siempre me miento, a diario.
Entonces, si bien es cierto que abrí el blog cansada de leer tanta basura impresa y tanta online, también lo abrí porque simple y sencillamente, necesito escribir esto que siempre me guardo. No me gusta quejarme, soy de las que sufren solas y dejan todo fluir, pero como todos, hay un momento donde sencillamente necesito desahogarme.
Mi idea nunca fue la fama, ni siquiera planeo y espero que esto lo lean muchos, es más, si lo leen pocos, mejor; yo solo necesito contarme a mí misma lo que me hizo llegar a este punto, necesito entender en qué parte me quebré, en qué punto fue que empecé a sentirme así.
Muchas veces me planteé comenzar algo como esto, sincero y propio, algo para compartir con los demás sin necesidad de mostrar mi cara o tener que hablar, porque aunque tengo aquella mirada que te entierra 3 metros bajo tierra, también tengo una debilidad especial, extrema; a veces pienso que esa sinceridad se debe a eso, a la maraña que se me hace en la garganta siempre que intento contar algo mío, a esa voz cortada y ojos cristalinos; necesito protegerme constantemente, respirar. La cosa era que jamás me sentía capaz, soy muy cobarde, y el hecho de tener que contar eso que tanto me guardo, me acobardaba más. Por mucho que quiera negarlo, me importa la opinión de los demás, y me impacta en extremo, no se me dan bien las opiniones de otros a pesar de que me encanta darlas.
Pero entonces un día, hace poco, conocí a alguien que me animó cuando se dio cuenta de lo que yo escondía detrás de cada historia, «pones algo tuyo en cada personaje», me dijo, «necesitas hablarlo». Lo cierto fue que yo no era consciente de ello hasta que lo escuché, bueno, lo leí, porque en realidad aquel amigo que se dio cuenta, ni siquiera lo conozco. Recuerdo que le pedí explicación, me impactó que alguien que no me conocía se diera cuenta de aquello que me guardo. Y entonces, como si nos viéramos todos los días, como si me conociera de siempre, me dijo cosas que nadie me había dicho, cosas que solo mis amigas más cercanas tenían claro que me sucedían pero nunca decían nada, cosas que yo intento ignorar a diario, y como si fuera poco, me dio su interpretación de mis acciones (estudió psicología, aunque no terminó), fue entonces que me dije: suficiente, necesito escribir. Y eso hago.
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Continuará
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